Anoche cené con los mios. Sangre de mi sangre, carne de mi carne y amor de mis amores. Les miraba entre bocado y bocado y me daba cuenta como había pasado de rápido su tiempo vivido que al mismo tiempo, era mi tiempo. Una sonrisa, un canto o un brindis me hacian volver al pasado y recordar con los ojos cerrados otras "navidades...". Con otras gentes pero que también fueron mis gentes y dejaron de ser, porque ya no están. Pero siguen vivendo en mi corazón y en mis recuerdos.
A mi izquierda una señora muy mayor... con la que he pasado todas mis navidades desde que nací. Y ahora con una cucharilla o un tenedor la daba de cenar como si fuera la niña, la misma, que dejó de ser. Mientras el resto vivían una navidad más... la señora y yo, vivíamos una navidad menos.
"El único que no había cambiado era el jodio niño, que ha pesar de tener más de dos mil años... seguía igual que siempre. Él y solo él, sabe... porque lo digo y como lo digo. Sin maldad, con respeto y un poco de mi peculiar humor. Porque el año que viene y el otro y el otro... por estas fechas, seguirá siendo el niño que todos dejamos de ser".
Cuantos familiares, amigos, compañeros o conocidos han dejado de celebrar "La Navidad", su navidad. Porque es la Ley de la Vida y, la única, que tenemos que cumplir todos los nacidos, nos guste o no nos guste. La única que al final nos hace justicia por igual. Seas quien seas, tengas lo que tengas, vivas donde vivas o sientas lo que sientas. Prueba de ello es, que nadie vuelve y cuando no se vuelve es porque has conocido algo más justo y mejor... para vivir todo el resto de la eternidad, "de nuestra merecida eternidad".
Quisiera y así lo hago porque hoy puedo... con mi copa en alto brindar por los que estuvieron y ya no están, por los que estamos para dejar de estar y por los que vendrán... a celebrar también, "La Navidad". Y así, colorín colorado mi historia se ha acabado. FIN.
Eloy Peña Rico, denunciante oficial del Ayuntamiento de Madrid.