Tengo las manos frías
de tanto tocar el calor de la vida;
de esas vidas que no son vidas
por estar vacías de no vivirlas.
Grito al cielo y no me oye
al igual que al mar o al árbol que observa.
Quiero que vivas porque merece la pena
como merece la pena el reflexionar del poema.
Siento las manos
las buenas y las malas;
dame tu mano
para que me sientas más cerca.
Eloy Peña.
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