Me tranquiliza el silencio del ruido
mientras me observa el espejo roto;
sin escusas que muevan las olas
porque no valen la pena las prisas.
El cuco encerrado en su nido
no piensa como un ser humano;
montes de locura donde la dama llora
sin saber el porqué de las amapolas rojas.
Volverán los locos a cantar
sobre las piedras sordas del mechero;
pues la mente es una locura
donde nace el poema con su ternura.
Eloy Peña.
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