Todo cambia hasta la hora
menos en sus finales instantes;
vivimos horas confusas
en el juego de las dudas.
Nos rodea la ignorancia
pues de nosotros es la dueña;
creemos que la burlamos
para tapar nuestras miserias.
No miento cuando engaño
aunque creas lo contrario;
soy sincero para engañar
a pesar de que no me lo creo.
Me miran las lunas
en las playas desiertas;
mientras puedo pensar
que casi nada vale la pena.
Pronto en Navidad estaremos
sin uvas ni fiestas;
pues la vida está cambiado
lo bueno por lo malo.
Los reyes se están marchando
como lo harán los falsos magos;
dicen, un negro y dos blancos,
que ni Dios sabe quién fueron.
Eloy Peña.
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