Eres femenina y coqueta
mientras con las vidas juegas;
no eres varón por ser hembra
duda atracción que el alma lleva.
Qué gran misterio guarda la vida
que sólo conoce la muerte;
la tuya, la mía, la de aquellos,
por ser nuestra fiel compañera.
Con todos al nacer vienes
como la alegría y la pena;
las suertes o las desdichas
mientras el tiempo nos vuela.
Tu silencio, silencios crea,
de recuerdos que dejan huella;
como el rayo que alumbra
al trueno cuando suena.
Sólo tú sabes
que con todos juegas;
siempre nos ganas
pues conoces las reglas.
Sigo vivo para escribirte un poema
pues es lo único que vale la pena;
alguien hablará de nosotros
cuando tú nos vengas.
No sabes de armas ni de guerras
tampoco de buenos ni de malos;
nos conoces mejor que nadie
por ser nuestra señora y dueña.
Eloy Peña.
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