Escucho el silencio del sonido
en el llorar de un niño dormido;
como los latidos del corazón
al marcharse lo que nunca vino.
Allá, en un lugar lejano
se junta la eternidad;
observando a unas estrellas
que nunca las podré apagar.
Somos para dejar de ser
como seres que no estarán;
caminos sin caminar
despertares sin soñar.
Bella y hermosa es la vida
también triste y horrible;
unos vienen otros van
para terminar sin andar.
No sé lo que escribo
ni escribo lo que sé;
sólo que sigo vivo
sabiendo que no escribiré.
Eloy Peña.
Tremendo gracias por ilustrarnos con ese belleza
ResponderEliminarTremendo gracias por ilustrarnos con ese belleza
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