-
Me sentía acorralado
en esta parte del rio.
Tenía que ir a la otra
pero había mucha anchura
y no sé nadar.
-
Desesperado y dominado
por la impotencia
la injusticia y la soledad.
Lloraba como un niño
perdido entre miedos
y sombras.
-
Una voz interior
me decía:
¡ELOY, CRUZA!...,.
Pero otra:
¡QUIETO, ELOY!.
-
He tenido la oportunidad
de aprender a nadar
pero nunca he querido.
Hoy, es cuando lo valoro.
-
Se acercaba la noche
yo, con mis dudas.
Cruzo, no cruzo. ¿Qué hago?.
Irresponsablemente lo crucé.
Dándome cuenta...,
que el rio estaba seco.
-
Eloy Peña.