El coronavirus nos ha secuestrado
sin esperarlo, como un rayo;
nos enseña el valor de la vida
sin trampas ni engaños.
Nos tiene encerrados
sin cárceles pero condenados;
todo es una espera
mientras contarla podamos.
Los ancianos en residencias,
trasteros, de muebles viejos;
en silencio se van marchando
sin un adiós de sus amados.
Los ancianos en residencias,
trasteros, de muebles viejos;
en silencio se van marchando
sin un adiós de sus amados.
Partimos despacio,
el paisaje nos observa;
somos sólo extraños,
paseando como rebaños.
Sin prisas ni pausas
nos alejamos o acercamos;
con el pasar de los días,
de los meses, de los años.
Todo es un paseo
solos o acompañados;
a veces cuesta arriba
a veces cuesta abajo.
Eloy Peña.
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