Por los mares de tierras secas
mi caballo navega mientras trota;
a un lugar de lugares
en el fondo de las tempestades.
El cielo es la frontera
entre mi espada y la bandera;
sin miedos que no asusten a nadie
mientras la sangre de mi pecho brota.
Soy corsario con pecho de lobo
amante de murciélagos y de gaviotas;
soñador cuando estoy despierto
dormido cuando observo y veo.
No soy del coronabifidus
ni de políticos tampoco de charlatanes;
periodistas por todos los canales
porque son ojos en pedazos de carne.
Vendrán primaveras con flores nuevas
plagadas de avispas y de mujeres feas;
las jóvenes y bellas a mí camarote
sin ropas sólo con sabanas de seda.
No es un poema pues a poema no suena
es el bailar de las palabras;
cuando las quieres y deseas
como el saber que navego con ellas.
Eloy Peña.
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