No me preguntes si contestar no puedo
ni debo o tampoco ganas tengo;
pregúntame sólo de lo que quiero
algo que no descubra mis silencios.
La respuesta es un arte
si la pregunta vale la pena;
si el que pregunta es idiota o imbécil
dile que cambie de tema.
Al entrevistador no le importa la respuesta
le importa que su pregunta quede hecha;
para que se valore la mierda
de la neurona que lleva suelta.
No hay comentaristas ni malos ni buenos
son un montón de parásitos enfermos;
saben que para otra cosa no sirven
sus demonios siempre se lo impiden.
Eloy Peña.
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