No me importa el dinero
que lleva el muerto en su entierro
ni el color del cielo
mientras estoy durmiendo.
Tampoco mirarte a los ojos
porque es mi oficio
ni aconsejarte unas gafas
sin cristales ni vidrios.
Sólo me importa
el pensar que te quiero;
aunque no sienta nada
mientras tu perro ladra.
Volverán las noches oscuras
con estrellas y camas;
sin saber si vendrás
cuando no tengas ganas.
Porque el amor se pasa
como paella valenciana
mientras el camarero viene
para hacer su jornada.
Como flores del campo
sobre tierras mojadas;
allí donde el silencio calla
mientras las nubes pasan.
Eloy Peña.