Con Franco no se votaba
la dictadura nos lo impedía.
En un a España destruida
entre iglesias y pantanos.
Había cosas buenas y malas
la educación y el respeto
eran banderas nunca trapos.
Tierra de toros y de tablados
con sardanas, jotas y sevillanas.
Amante del fútbol y de los juegos
con obsesionados o aficionados.
Vividores del turismo del bueno y malo
por sus playas sus catedrales
sus ibéricos y tractores en ciudades.
Hoy no comprendo
a politicos ni a sucedáneos
tampoco a sus votantes.
Mayorías y minorías
acuden a las urnas
muchos por odios
revanchas o venganzas.
Las gentes vienen y van
a la feria de la partidocracia
con pepe, pesoe y principiantes
de rojos o de nacionales.
Plagados de parásitos
que sólo buscan su bienestar
a cambio de que les vayan a votar.
Con periodistas de cada bando
fanáticos enfermizos de su pregón
enemigos, pero sin paredón.
Sólo escuchan lo que ellos dicen
sin importarles lo que otros digan.
Marionetas de las antiguas pesetas
porteras o cotillas de sus fuentes.
Jueces y ficales en la justicia
dueños del bien y del mal.
Las leyes no cuentan
sólo vale su interpretar.
Lo hagan bien o lo hagan mal.
Porque todos no son iguales
aunque la ley les sea igual.
De la monarquía no quiero hablar
por ser como la fiesta nacional.
Con más cuernos que los toros
sin que nadie se atreva a torear.
El padre y el hijo con mujer y plebeya
van y vienen como magos de oriente
mientras el sabio pueblo les vitorea.
Eloy Peña.