ofenderte ni dañarte;
daño ya me hicieron
en las locuras que llevo.
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No fui nunca destino de nadie
la vida me jugó a veces me ganó;
me ilusionó y también me engañó
por ello, no espero nada nuevo.
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Siento un enorme vacío
que no lo llenan mil suspiros;
mis tristezas y añoranzas
me apartan del camino.
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No seré el que fui
todos cambiamos con el tiempo;
el deseo se me acaba
como a joven sin proyectos.
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Aún tengo ojos para verte
me lo impide sólo el no tenerte;
no soy pájaro pero aún vuelo
tampoco reloj pues nunca quedo.
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Dueño de utopías;
portador de sueños;
no me importa el dinero;
sólo, lo que no he vivido.
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Mirar al sol aunque esté ciego
saber que estamos sin conocernos;
poder volver a empezar otra vida
sin agobios y sin prisas.
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Lo que no puedo es engañarte
pues si vienes, seremos;
el destino será nuestro dueño
para empezar otro nuevo sueño.
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Eloy Peña.