Candilejas que encienden
mi mente apagada;
para poder seguir
escribiendo bobadas.
Lágrimas de agua salada
cómicas o amargas;
como el pasar de la vida
entre sus noches y días.
Qué gran mentira
es decir que te quiero;
porque no sé quién eres
ni siquiera lo pienso.
El amor me viene
se queda y se va;
para jugar conmigo
sin estar contigo.
Ya no sé de amores perdidos
ni si fueron tuyos o míos;
sólo sé que sigo vivo
porque duermo y respiro.
Nunca fui de poema fácil
aunque era el que he sido;
extraño raro y extrovertido
con palabras sin sentido.
Si al leer el poema
no te enteras de nada;
podrás afirmar mil veces
que tu mente está sana.
Eloy Peña.