Cuando la tarde está triste
me siento en una hamaca;
con los visillos corridos
viendo como el aire mueve las ramas.
La lluvia empaña los cristales
por los fríos que penetran;
sin poderme calentar
porque la depresión me adueña.
La soledad acompaña
sin decir palabras;
para no interrumpir
al alma callada.
aunque no tenga ganas;
es el misterio
de pensar sin saberlo.
Letras, que forman palabras,
donde nacen las frases;
no todas son buenas
tampoco todas son malas.
Muchos lo han hecho
con el pasar de los tiempos;
otros lo harán,
pues su tiempo vendrá.
El alma a veces piensa
razona y recuerda;
sin mediar palabra
te inspira y aclama.
Me gusta leerme
como vicio que calma;
aísla y acompaña
mientras la pluma avanza.
Eloy Peña.
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