Fecha de un día
sin número,
ni mes ni año.
Sentado,
en un parque lejano
donde todo es bello,
y extraño.
El cantar de los pájaros
con el sonar del riachuelo;
el aire que baila con las hojas
entre quietas sombras.
Mientras,
una dama se acerca.
Se sienta a mi lado
al faltar bancos cercanos.
Me mira la miro,
nos miramos,
buenos días nos damos.
No habla ni yo lo hago
palabras ocultas,
que los dos portamos.
Saca un cigarro y pegunta,
-¿tiene fuego?-
No, no fumo, dejé de hacerlo.
-¿Por qué?, responde-
porque poco a poco
me estoy marchando,
-¿Se va ya?-
Tiempo ha,
empecé hacerlo.
El tiempo suma,
nunca resta.
- Pero usted es joven-
Por fuera,
pero no por dentro.
Empezamos hablar
cada vez más
como conocidos de siempre.
Se reía de mis vivencias
la encantaba escucharme.
Pasó tiempo y más tiempo
hasta que la dije,
me tengo que ir.
-Me voy contigo, me dijo-
como tú quieras,
fue mi respuesta.
¡¡¡DE REPENTE!!!
Estaba sólo en el banco
no se veía nada.
La niebla todo tapaba
como si en nube estuviera.
Fecha de un día
sin número,
ni mes ni año.
Sentado,
en un parque lejano
donde todo es bello,
y extraño.
Al rato,
vienen personas
me mueven me tocan.
dicen,
hablan y charlan.
Hasta que afirman,
¡¡¡ESTÁ MUERTO!!!.
Eloy Peña.