Desde mi amarga soledad
vivo tus largas ausencias;
son de todos los días
aunque parezcan eternas.
Sé que nunca volveré
a sentir lo sentido;
muchos años se han ido
para volver contigo.
Noches atrás,
sin que tú lo supieras;
me encendiste una llama,
entre el corazón y el alma.
No puedo ni quiero apagarla
aunque su calor me abrasa;
los recuerdos me ciegan
mientras la pena valgan.
Espero que vuelvas
para apagar la llama;
que encienda otra nueva
para fundir nuestras almas.
Eloy Peña.