Sentado con los ojos cerrados
aún añoro a los amores perdidos;
los que dejé y los que se fueron
pues mí edad ya no está para nuevos.
El amor, es alimento y a veces veneno,
que viene o se va en cualquier momento;
con el pasar del tiempo o de los tiempos
los amores vivos se hacen amores muertos.
Que gran soledad es la mía
que como una losa aplasta mi alma;
mientras en el pecho al corazón lastima
con una agonía que va apagando la vida.
La peor soledad no es el estar sólo
es sentirla, aunque estés en compañía;
sin o con lágrimas que mojan las tristezas
mientras por dentro las angustias te ahogan.
Tristezas que suman penas
que embargan a los sentimientos;
haciendo enormes vacíos
entre las horas, las noches y los días.
Eloy Peña.