Maldito cerebro ciego
de pensares muertos;
que juegas conmigo
para olvidar recuerdos.
Entre sabanas de seda
soy mi despertar;
cuando contigo sueño
con los sentires quietos.
Ya no soy tampoco estoy
en mi mismo cuerpo;
con músculos y huesos
pero no me comprendo.
La luz oscurece
al fuerte viento;
por un gran abrazo
entre rayos y truenos.
Explicarme no puedo
las palabras no vienen;
la locura me atrapa
como alma agobiada.
Rio y lloro
desde la mañana;
me miran y observan
como si fuera extraña.
El tiempo se escapa
por el camino no llego;
lo cerca está lejos
el futuro será eterno.
Eloy Peña.