Alberto y Facundo en su distancia
vinieron, estuvieron y se fueron;
dos sabios hombres y poetas
amantes de la justa igualdad.
A veces, sólo a veces,
creo que estoy sin estar;
me dicen, hasta mañana,
y contesto sin saber si estaré.
Porque nos enseñan a vivir
pero nunca a saber morir;
suena mal o también absurdo
pero es la pura verdad.
El nacer lleva al morir
en un determinado tiempo;
en que pasamos nuestras vidas
ya sean cortas o sean largas.
Dónde trabajamos o vagueamos;
nos enamoramos y nos enamoran;
también nos mienten o engañan
según lo que nos pretendan vender.
Unos tienen la suerte de haber nacido
otros la mala suerte de nacer y, ¿para qué?;
lo justo y la injusticia son nuestros padrinos
en un lugar que nunca elegimos.
No me importa decir lo que escribo
ni si nadie lo llega a leer;
sólo quiero decir con palabras
lo que pienso hasta dejar de ser.
La educación y el humor
es algo de bien nacidos;
un perdón y una sonrisa
hacen hombres hacen niños.
Si quieres encontrar a Dios
está detrás de la nada;
por ello de la nada hizo todo
y todo terminase en su nada.
Amaros los unos a los doses
porque no hay sin tres;
por ello nos matamos y odiamos
para nunca dejar de ser.
Eloy Peña.