Voy por tu camino
¿te acompaño o me acompañas?;
no pienses mal sólo quiero charlar
para hacer el recorrido más ameno.
No sé ni mi importan tus amores
los míos los tengo en recuerdos;
he pasado por muchos años
también fui joven como tú.
Observo que te gusta el silencio
y caminar mirando al suelo;
a mí me gusta hablar y hablar
como si fuera libro abierto.
Si te cansas paramos
el camino es aún muy largo;
conozco un lugar tranquilo
para que podamos descansar.
No pienses mal
aunque no me conozcas;
pero tenemos que cenar
y después soñar.
Pasamos la noche
cada uno en su cama;
hasta volvernos a juntar
para volver a caminar.
Los días se fueron
junto al silencio de ella;
hasta llegar al lugar
Compostela, se hace llamar.
Una vez en la ciudad
la dije me tengo que marchar;
me esperan otros caminantes
que con ellos he quedado.
Entonces, ella me preguntó,
con voz baja y temblorosa:
¿Cómo te llamas buen hombre?
me dicen, el Apóstol Santiago.
Eloy Peña.