Era de noche,
pero sin embargo llovía;
el lugar aún no existía
pues nadie lo conocía.
Estábamos solos
siendo tres mil tres;
unos tres mil
más yo, tú y él.
En la calle una farola apagada,
sin bombilla en el suelo caída;
el perro se acerca y levanta la pata
mientras el dueño un bolero le canta.
En la calle una farola apagada,
sin bombilla en el suelo caída;
el perro se acerca y levanta la pata
mientras el dueño un bolero le canta.
Dicen que vienen
los amores de cera;
dicen que vienen y vienen
al alma nunca llegan.
Ya está el amor en la plaza
y el pueblo en la barrera;
diciendo, que el amor arda,
porque son amores de feria.
Llora el poema
cuando a nadie recuerda;
como barco sin vela,
cuando por la mar navega.
Eloy Peña.
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