Sólo somos,
compañeros del tiempo;
del tuyo, del mío,
y del resto.
Recorremos caminos
largos y cortos;
también,
cuando bajamos o subimos.
A veces lo quieto se mueve
como se para el andar;
entre fríos inviernos
o pasados infiernos.
No me preguntes
el porqué venimos;
nadie lo sabe
como los nunca nacidos.
Tampoco,
por qué, escribo;
si nunca lo he hecho
hasta tropezar contigo.
No lo dudes,
sólo por tí escribo;
los años no cuentan
en un alma despierta.
Ya no te busco
ni pretendo hacerlo;
pues conmigo viajas
entre la Tierra y el Cielo.
No es un poema más
porque poemas no escribo;
sólo lo cuento, lo digo,
por si fuese leído.
Eloy Peña.