Poeta que con palabras juegas
porque en el alma las llevas;
a veces dices cosas bellas
otras ni siquiera te estrenas.
Lety, la llamaban,
los que no la conocían;
morena de pelo rubio
pero desnuda por dentro.
Su amante soltero y tuerto
sin dinero pero honrado;
enterrador de día
para dormir la noche.
La ventana abierta
con la cama desecha;
sin cortinas de seda
ni una toalla seca.
El color del cielo
tan azul que no lo parece;
como la mar
donde las gaviotas vuelan.
La noche era fría
a pesar de que hacía frio;
las gente iba y venía
por dentro de sus viviendas.
En la ermita
todos cantan;
mientras los coros
sardanas bailan.
El sol sale y se oculta
entre nubes negras;
que a la tierra secan
entre espárragos y fresas.
Él la mete mano
cuando ella el bolso cierra;
le mira y se miran
hasta que con el bolso le pega.
El barco navega
para llegar a tierra;
en el puerto la gente espera
por si marihuana lleva.
Los días pasan
nunca se paran;
como un AVE
sin estación alguna.
El perro canta
al jilguero que ladra;
los niños juegan
con la pelota pinchada.
La besa en la boca
con la mascarilla puesta;
con un ojo le llora
mientras el otro guiña.
Ella confiesa que es virgen
él su bragueta cierra;
de rodillas se sienta
con las manos cruzadas la reza.
En un banco un hombre roba
en otro banco el poeta escribe;
a los reyes magos
por si a la navidad no llega.
Eloy Peña.