Lujuria,
en sombreadas noches
de sabanas y de almohadas;
donde los cuerpos arden
mientras los sentidos saltan.
Sobre mares sin aguas
que los corazones sienten
con acelerados latidos;
sin vicios vividos
por amores frustrados.
El tiempo se marcha
en horas largas
de segundos cortos;
el reloj se para
mientras la noche pasa.
El amanecer,
la lujuria apaga
entre almohadas y sabanas;
separando a los cuerpos
hasta otro nuevo mañana.
Eloy Peña.