me dí cuenta que en casa estaba.
Volví a salir era de noche
de una noche templada.
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La calle larga y solitaria
las luces apagadas
los gatos jugaban
mientras la luna brillaba.
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Pensé ir a tu casa
también en tu marido
por si le molestaba
mi presencia en tu cama.
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Encendí un cigarro
sentado en un banco.
Le pegué una calada
la tos me embargaba.
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Al fondo del parque
no se veía nada
el aire movía las ramas
sin que dijeran palabra.
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Sólo, en la noche
me puse a cantar
como cantan las ranas
en las noches soñadas.
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Se acercó una bella dama
al abrir su abrigo desnuda estaba.
El pañuelo la dejé para que se tapara
nunca pensé hacerla nada.
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Me pidió quinientos euros
yo, no los llevaba.
La dí doscientos
y me dijo: "hasta mañana".
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No hubo mañana ni pasado
sólo recuerdo su mirada.
Porque en mí quedó grabada
en una noche templada.
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No hubo mañana ni pasado
sólo recuerdo su mirada.
Porque en mí quedó grabada
en una noche templada.
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Eloy Peña.