Justo ayer 6 de marzo del presente 2012 viajaba en autobús por la calle Serrano de Madrid camino de la Puerta del Sol. A la altura de Serrano con Goya giré mi cabeza porque derrepente me vino el recuerdo de la zapatería Marquitos (propiedad de Marcos Alonso Imaz) que no llegué a ver, porque el autobús ya la había pasado; pero por un momento me acordé, "no sé por qué...", de una persona con la que había coincidido en mi vida varias veces por azar.
Todo empezó en el campo de fútbol del Real Madrid donde iba a verle jugar con la peña de los "cinco por cuatro, veintitantos...". Sí, veintitantos, más o menos, porque cinco eran socios del Madrid y el resto nos colábamos... ¿COMO?, muy fácil: era por las puertas del fondo sur (socios); entraban primero los cinco socios con sus carnes; salía uno con 4 carnes de los que ya estaban dentro y volviamos a entrar otros 4 más y, así, hasta los ventitantos.
Eran los tiempos de Alonso, Lesmes, Zoco, Junquera, Puskas, Gento, Rial, Di Stefano, Copa, Didí, Olsen, Canario, Félix Ruiz, Rial, Pachín, Delsol, Casado, Vicente, Atienza, Santa María, Vidal, Pirri, Muñoz, Mateos, Amancio y el gran MARQUITOS entre muchos más... Después el destino nos hizo coincidir en el juego, en el juego de la vida porque siempre nos ha gustado jugar a todo. Por otro lado quién me iba a decir que con el paso del tiempo me volvería a tropezar con mi amigo Jesús Hurtado, campeón de las dos primeras San Silvestres Vallecanas (1964-1965), al que conocía como encargado del Gimnasio Moscardó donde yo iba a entrenar como levantador de peso (halterofilia). Jesús, me dijo: ¿por qué no te vienes a jugar al fútbol (martes y viernes de 2 a 4 de la tarde) en la ciudad deportiva de Real Madrid? yo soy el que lleva los vestuarios, pregunta por mí.
Pasó el tiempo y un día me fuí a ver a mi amigo Jesús... la sorpresa fue cuando me dió unos pantalones, una camiseta, botas y ¡A JUGAR!. Hablando y hablando... apareció Marquitos, Felix Ruiz, Di stefano, Rial, Velazquez, Miguel Rios y muchos más del mundo del fútbol, del tenis o de los toros que por el horario se perdían por el lugar.
Se hacían dos equipos el de la viejas glorias de Madrid en el que yo jugaba y otro, con el resto. El partido duraba una hora y media sin descanso. Y, así, una semana, un mes y casi un año. Marquitos era un tipo grande en todos los sentidos de la palabra... y mediador entre mis peleas verbales con el amigo Miguel Ríos, al que se le podía dar de comer aparte.
Pasó el tiempo y volví a coincidir con Marquitos el el Gran Casino de Torrelodones o en el mismo aeropuerto de Barajas. Hasta que ayer supe que tu tiempo se había terminado... amigo Marquitos. Por ello hoy te dedico este pequeño homenaje recuerdo de recuerdos... como gran hombre que fuiste. Porque es de bien nacidos ser agradecido, gracias por haberte conocido amigo... sin ser amigo.
Eloy Peña.
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