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Cada día mueren unos nueve mil niños
con licencia del terror de Estado
de gobiernos que se quejan del terrorismo.
Nunca llueve a gustos de todos
menos, para los que nunca llueve.
Añadiendo, los miles de mujeres y ancianos
por terrorismos de desigualdad y de injusticias.
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Pero a nosotros nos importan sólo los nuestros:
¿Era español, francés, alemán, americano, ruso,
inglés, marciano o de dónde era...?.
Como si a los muertos les preocupase su nacionalidad.
Banderas a media asta, días de luto y silencios de minuto.
Bajado el telón... todo volverá a ser normal,
porque pronto vendrá otra Navidad.
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El Universo una hermosura
su creador una duda
la Tierra su belleza.
Los humanos marionetas
con sus defectos y miserias.
Qué malos son los malos...
nosotros, somos unos Santos.
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El Papa en el Vaticano
por la ventana asoma
bendice con su mano
con la otra huevos toca.
Es el enviado de Dios como Juan Carlos
aunque no hay un dios que entienda
el porqué, de tanta riqueza rodeada de pobreza.
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Me gustaría haber sido periodista
para vivir de las malas noticias
del morbo, del odio y de la envidia.
Participar en tertulias...
para pregonar mi ignorancia.
Ser el más listo entre todos los tontos.
Justificar a los míos aunque fueran demonios.
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¿Para qué, seguir? - No sigo - No vale la pena.
Con políticos de mierda encerrados en mentiras.
- A unos les lavan el coco a otros la cabeza -
La vida una suerte o una ruina.
El terrorismo una moda la muerte una costumbre.
Hay que eliminar a todos los malos
cuando sepamos... quién son todos los buenos.
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Eloy Peña.