Me encanta el tacto de tu piel
más suabe que una lija;
ondulada como una oruga
peluda como una mona.
Llevas peluca de nylon
más tu perdida y bizca mirada;
tienes la boca doblada
por tu postiza dentadura.
Me enloquece tu mal olor
desde la boca a tus pies;
por tus miedos a asearte
repeles al agua y al jabón.
Tu suicidad deslumbra
cuando por las calles paseas;
por ser como eres
sin que nadie lo sepa.
Yo, te sigo queriendo,
cuanto más lejos mejor;
sin ser machista ni ciclista
me alegras el corazón.
Soy el que te dice verdades
aunque sea peor que tú;
por dentro y por fuera
por eso nos entendemos.
Tú, me enseñaste,
que el físico no vale;
ni con vida y sin ella
ni con vestidos de seda.
Los mal nacidos
se ríen y nos llaman monstruos;
sin saber nada de nosotros
sus maldades les delatan.
Dios, nos pudo hacer iguales,
sin bellezas ni fealdades;
para que intentemos valorar
la verdad de las verdades.
Porque la justicia es Divina
aunque los hombres la utilizan;
pues su ignorancia les domina
en un Universo que desconocen.
Sólo vale ser uno mismo
sin complejos ni vergüenzas;
en este poema te lo digo
porque para mí, vales la pena.
¡¡¡GUAPA, GUAPA Y GUAPA!!!.
Eloy Peña.