El poema me dice que lo escriba
pero no sé si debo hacerlo.
Quizás por ser diferente
sin complejos ni miedos
para que alguien pueda leerlo.
Me dice que diga,
que los españoles se rechazan
de ahora y de siempre.
Aunque no lo aparenten
el odio y la envidia son sus fuentes.
Muchas conquistas y reconquistas
con sus diferentes culturas.
De allá, lejanas al mar.
Moros, cristianos y hasta marcianos,
con negros, blancos y descolorados.
Sin la pasada guerra civil
no hubiese existido la dictadura
ni después una partidocracia.
Que no tiene ninguna gracia
para que la llamen, democracia.
Con verdades que son mentiras
como los políticos, jueces y periodistas.
Vividores de sus cuentos y artimañas
en una España de españas;
donde el vividor lo sabe, pero engaña.
La minorías viven de las mayorías.
Empresarios de los obreros.
Futbolistas de sus fanáticos.
Banqueros de nuestros dineros.
Timadores de los ignorantes.
Las riquezas se consiguen
con las guerras y con las armas.
Los muertos no cuentan sólo suman.
Los terroristas matan y matan
porque sus gobiernos se lo mandan.
Me habla de un concejal ejecutado,
por unos malvados terroristas.
También, por sus compañeros,
que no hicieron por salvarle
al no ser hombre importante.
Poema, no me pidas que siga,
no quiero ver la noche del día.
Ni que las gentes no te entiendan.
Para que se sigan creyendo
que sus tiempos nunca terminan.
Eloy Peña.