Un verano de tantos... estaba en la Playa de los Muertos. Todos desnudos a pesar de las rebajas del Corte Inglés. Mirando al sol y boca abajo la quité los pelos del sobaco para que sus grandes ojos viesen que no estaba sola. Eran tiempos en el tiempo y de vivencias que no volverán; como las golondrinas a morir en las oscuras pollerías de un viejo barrio de la ciudad de Petra en el mar Muerto.
Mi amor, vive tú vida como si fuese tuya aunque sabes que no lo es. Porque para que lo fuese tendrías que vivir sin mí y, ¿qué serías sin mí y que sería de mí sin tí, tiritítí?. Sé que tengo que partir como también algún día volverás con tu marido al cementerio para estar unidos hasta que la muerte os separe.
Mi amor, me embriagan tus perfumes de mujer como el viejo tango de Carlos Granel: ¡¡¡Tango... tangorrinacomosiempre - que - telavaslospirreles con el agua de fregar!!!. Hoy, hasta el argentino es Papa, churrasco o Messi el divino. Porque el amor no sabe fronteras o de estrellas apagadas. El amor solo sabe que es una parte de nuestras almas y que nunca muere aunque deje de estar. Peras, manzanas, manzanas y peras de norte de España.
Mi amor, te quiero como no he querido a nadie. Desde el día que en prostíbulo me presentastes a la que hoy es tu madre. Amor de mis amores, sueño de mis sueños, placer de mis placeres, compañera, amiga y funcionaria interina. Si cuando muera, sigues viva, te estaré esperando toda la eternidad, por si con un poco de suerte no te vuelvo a ver.
Mi amor, he de confesarte que ha valido la pena el haber nacido, pues te he conocido y vivido como si no tuviéramos nada debajo del ombligo. Ya que eramos y somos como dos gotas caídas del cielo sobre un río que nos traslada al mar, para terminar en las orillas de la Playa de los Muertos". FIN.
Eloy Peña Rico, denunciante oficial del Ayuntamiento de Madrid.
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