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Me gusta dormir vestido
para despertar desnudo.
A tu lado. Cuerpo a cuerpo.
Sin futuros ni pasados.
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Como niños ya crecidos
sin tus juguetes ni los míos.
Jugando a ser nosotros
con un sexo confundido.
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El amor es un duende
que se esconde entre sabanas.
Nos provoca, nos enciende,
tampoco de sexos entiende.
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Qué culpa tenemos
de ser lo que somos.
Sin ser curas ni monjas
ni políticos, maricones.
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Nuestros sentires
son sólo nuestros.
No somos Dios ni dioses
que el cielo nos juzgue.
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Pero no los humanos
la justicia es Divina
sabe de la muerte
algo, que todos ignoramos.
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Eloy Peña.