HASTA QUE NOS ECHEN.

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lunes, 1 de mayo de 2017

UNA CITA A CIEGAS...,.


Hola amigos de Internet, soy Letizha Otyz.
Nacida en China de padres separados.
Dicen que parezco una reina; "la de las minas del rey salmón".

Soy virgen por mí timidez aunque tengo tres hijos por cesárea.

Quiero compartir con ustedes una historia de amor, vivida.
En una noche estrellada y romántica en Paris (Francia).

              Llevaba tiempo pensando voy o no voy...,. Había conocido hace unos meses a un chico (Rafi)  vía  Internet - No sabía como era físicamente pero su forma de ser encendió algo dentro de mí que me obligaba a acudir a una cita a ciegas; en un restaurant del viejo París - Porque me encanta la comida china a la francesa.

             Estaba nerviosa a pesar de mis años vividos: novios, amantes y hasta marido que me dejo, viuda.
No sabía que ponerme o que quitarme; falda o pantalón, colonia o perfume, sostén con bragas o sin bragas; zapato con tacón o bajo; camisa, blusa, camiseta, chándal, chaqueta o rebeca. ¡¡¡Un desastre de mierda de nervios!!!. ¡¡¡¡DIOS!!!!.

Por otro lado, sabía que no habría sexo; estaba con la regla semestral.

Cogí un taxi, libre - Eran las 9 de la noche (habíamos quedado a las 8).

Al llegar allí estaba Rafi - Era feo de cojones - Casi calvo - Algo más joven que yo y más alto que un enano de circo - Con gafas de cristales de culo de botella verde - Su traje, ¡¡¡qué traje madre mía!!!,  parecía el de su primera comunión: chaqueta rosa y pantalón rojo por encima de los tobillos, donde asomaban unos calcetines de color amarillo con unas sandalias de ante marrón.

Al cruzar la calle camino del restaurant tropezó con el bordillo..., que le llevó al suelo; pobre Rafi ¡¡¡qué hostia se pegó!!!.
Se las vió y se las deseó para ponerse en pie, porque no encontraba las gafas y no me podía agachar pues la faja reforzada me lo impedía.

Llegamos al restaurante (Casa Napoleón). Era una reliquia del París de los Austrias - Teníamos una mesa reservada con un ticket descuento que Rafi compró por Internet y aún no había pagado. 

Sentados, el uno frente al otro y como dos tortolitos en celo; nos agarramos de las manos.

Sí yo estaba nerviosa; él, me miraba fijamente como si no me viera - Tenía cara de estreñido y cuando intentó decirme algo le entró hipo y se puso a estornudar compulsivamente.

                 Pedimos dos bocadillos de rollitos primavera, una de ensaladilla rusa y una botella con agua del Sena. "El camarero nos miró como a bichos raros".

El pan algo duro hacía que Rafi jugase con su dentadura postiza a la hora de morder - Hablamos y bebimos y hasta nos escupimos - eructamos y nos reímos tanto que yo, notaba la humedad de mi silla; porque  me estaba meando.

Tomamos unos carajillos de anís, coñac, whisky y de ginebra - A eso de las 3 de la mañana nos fuimos; pues nos echaron por cierre... porque iban hacer una reforma del local.

                      Rafi, era encantador (me recordaba a los de serpientes).

 Al salir del restaurante me bailó un tango, él sólo, sobre una baldosa; hasta que tropezó y se cayó en un charco; perdió las gafas y la dentadura superior.

Cogimos su moto (parecía un triciclo de pedales) y haciendo eses y más eses  me llevó a casa.

Le invité a tomar una copa pero como era muy tímido me dijo: "otro día vida mía;  porque con tu mirada y tu halitosis no sé..., que te dejaría de hacer sobre la alfombra". FIN.

Eloy Peña.