Que buena ha sido esta inolvidable semana. Aunque no me acuerdo de nada como del día en que nací. Y es que las cosas maravillosas que han pasado en el trascurso de mi vida están en el baúl de los recuerdos ya olvidados. ¿Para qué recordar lo ya olvidado, si más tarde o temprano, seremos como si nunca hubiéremos sido?.
Por ello muchas veces pienso que no vale la pena lo que no vale la pena... como molestarte en pleitear con gentes de mente cerrada que de la ley hacen su coto privado de caza. Porque viven amargados en el fondo de su armario empotrado, sabiendo, que no saben nada... de lo que están haciendo. Por dejadez, falta de medios o de conocimientos; pero hay que vivir, aunque a cambio tengan que joder a sus semejantes o a sus instintos mentales.
El otro día hablando con un árbol que estaba tranquilo en un parque me dí cuenta que era más inteligente que muchos que presumen de esto o de lo otro... para ocultar sus complejos y carencias. Como notarios, jueces, periodistas, religiosos, toreros, fútbolistas, políticos, banqueros o cualquier bicho raro que habita en esta jauría humana. Por qué preocuparse de lo que hemos perdido o dejado de ganar si pronto será Navidad... y con nuestras pagas extraordinarias o loterías volveremos en agosto a veranear, antes que vuelva a nevar.
Bueno, que mejor que terminar, para no terminar como el Mouriño que está loco de atar... Como los sabios políticos que dirigen nuestros destinos sin saber dónde van ni dónde están. FIN.
Eloy Peña Rico, denunciante oficial del Ayuntamiento de Madrid.
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